La pandemia ha hecho que la experimentación sea tanto una necesidad como una expectativa. Comenzar con las iniciativas orientadas al cliente, ofrecen una ventaja más amplia, la automatización y el análisis predictivo para aislar las dificultades de manera rápida y efectiva han sido de gran ayuda, así como buscar oportunidades para estandarizar lo que se está aprendiendo.
La estandarización puede ayudar a acelerar los proyectos al y reducir la confusión y crear herramientas comunes que pueden utilizar todos grupos de trabajo e implementar un mundo en el que las formas ágiles de trabajo sean un requisito para cumplir con los cambios diarios en el comportamiento del cliente.
La pandemia ha proporcionado una visión inesperada de un mundo en el que lo digital se ha convertido en lo más importante.
Nuevas estrategias
Las empresas que alguna vez idearon implementar estrategias digitales en un plazo de uno a tres años ahora deben hacerlo en cuestión de días o semanas en un mundo en el que los canales digitales se convierten en el modelo principal y donde los procesos automatizados se convierten en el principal impulsor de la productividad, y la base de cadenas de suministro flexibles, transparentes y estables.
Las estrategias digitales han ofrecido algo positivo como la caída de la improvisación y la experimentación que surge entre clientes, mercados, reguladores y organizaciones pues a través de estas, las empresas pueden aprender y progresar más rápido que nunca, así como mejorar las formas en que aprenden y se adaptan a la crisis de la actualidad ya que esto influirá profundamente en el desempeño de la empresa en el futuro, brindando la oportunidad de tener una mayor agilidad, tener lazos más estrechos con clientes, empleados y proveedores y aquellos que logran ganancias con éxito probablemente tendrán más éxito durante la recuperación y más adelante en el tiempo.
Algunas cosas han vuelto a su forma inicial, mientras que otras cambiaron para siempre, y jugar a lo seguro ahora, por comprensible que parezca, es a menudo la peor opción, pues una crisis exige audacia y aprendizaje. Las empresas saben cómo implementar estrategias digitales en tiempos “normales”, pero muy pocas lo hacen en una escala y velocidad requeridas.
Salir de la zona de confort
Gracias a la pandemia se ha hecho indispensable buscar oportunidades para ir más allá de las zonas de confort de la organización. Ir más allá de las zonas de confort requiere una visión amplia del negocio y de los modelos operativos, centrarse en áreas que toquen más el núcleo del negocio dará la mejor oportunidad de éxito, tanto a corto como a largo plazo, que las mejoras menores. Las organizaciones que realizan cambios menores en su modelo de negocio casi siempre están por debajo de sus objetivos, por su parte, las empresas que adoptan rápidamente herramientas de inteligencia artificial han estado superando lógicamente a las que no han implementado nada. Reinventar el modelo de negocio en su núcleo se hace necesario para triunfar en la crisis.
Una de las acciones necesarias para el fortalecimiento de la empresa es la transparencia y la flexibilidad en la cadena de suministro, las empresas con transparencia de la cadena de suministro antes de la crisis, así como con flexibilidad para detectar cambios en el patrón de compra, han hecho un mejor trabajo de navegación durante la crisis. Esto no puede lograrse si no va ligado a la seguridad de datos, ya que, si bien se puede aumentar el volumen de uso de las plataformas digitales, pueden aparecer fallas en la protección de datos y muchas empresas están experimentando lecciones dolorosas durante este tiempo de crisis.
Flexibilidad y diversidad
El deseo y la necesidad de aprovechar la flexibilidad y la diversidad que brinda el trabajo remoto y aprender a mantener la productividad una vez se regrese a las oficinas será fundamental. En el comercio minorista, por ejemplo, ha habido un uso generalizado de robots en la tienda para hacerse cargo de las tareas transaccionales como verificar el inventario en los pasillos y el cumplimiento remoto de pedidos. Estas inversiones no desaparecerán después de la crisis, y quienes lo hayan hecho se encontrarán en una estructura ventajosa durante la recuperación, de igual los equipos de liderazgo deben aprender rápidamente qué funciona y qué no, esto requiere identificar y aprender sobre elementos desconocidos tan rápido como aparecen.
Por esto han sido importantes las revisiones de datos, revisar varias fuentes de datos semanalmente (o con más frecuencia) para evaluar las necesidades de sus clientes y socios comerciales, así como su propio desempeño. Mirar a tu centro neurálgico de crisis como una fuente única de verdad para los datos emergentes sobre sus empleados, sus clientes, sus socios de canal, sus cadenas de suministro y los ecosistemas en los que participa la empresa y recurrir a tecnologías seguras para compartir archivos como Box y Zoom para compartir y discutir de forma remota las ideas de este ritmo más rápido de revisión de datos.
El cambio abrupto a las operaciones e interacciones virtuales, tanto dentro como fuera de la organización, también brinda la oportunidad de acelerar el ritmo de aprendizaje y adopción de tecnologías con las que las organizaciones podrían haber comenzado a experimentar. A medida que aumentó la experimentación, también lo hizo el aprendizaje.
Experimentación
La experimentación a veces puede parecer un juego arriesgado. Cambiar los modelos de trabajo a los que están acostumbrados los empleados, clientes o socios comerciales puede ocasionar que se alejen, incluso cuando esos experimentos apuntan a ganancias a más largo plazo para todos los interesados. La crisis de COVID-19 ha hecho que la experimentación sea tanto una necesidad como una expectativa, comenzar con las iniciativas orientadas al cliente, ofrecen una ventaja más amplia, la automatización y el análisis predictivo para aislar las dificultades de manera rápida y efectiva son de gran ayuda, así como buscar oportunidades para estandarizar lo que se está aprendiendo, la estandarización puede ayudar a acelerar los proyectos al reducir la confusión y crear herramientas comunes que pueden utilizar amplios grupos de trabajo.
Si bien las compañías frecuentemente prueban nuevas iniciativas digitales con la intención de aprender de ellas antes de que se implementen ampliamente, estos experimentos y pilotos, en tiempos normales, solo prueban una dimensión a la vez, como las tasas de conversión, compromiso y la satisfacción del cliente. Hemos sido testigos de cómo la necesidad de virtualizar la actividad a causa del COVID-19 ha provocado la aceleración de la transformación digital. Respaldar a los clientes con una estrategia de marketing digital enfocada en detectar sus necesidades inmediatas, comunicar con solvencia, aportar información relevante y prestar atención a las interacciones para reforzar el diálogo y ofrecer soluciones, serán la clave para mantenerse a flote tanto en esta época de crisis como en la posterior normalidad.