En las empresas donde la competitividad es despiadada, los empleados consideran a sus líderes como superestrellas que superan sus desafíos de manera brillante. Pero las compañías no se benefician de posicionar a sus líderes como héroes, por el contrario se perjudican. El liderazgo existe en todos los niveles de todas las organizaciones y se debe recurrir a un modelo de liderazgo diferente: el liderazgo humilde, colaborativo, cooperativo, orientado al grupo y basado en relaciones abiertas y de confianza dentro de los grupos. Tus rasgos de identidad, confianza y apertura, se convierten en las características que definen la cultura corporativa de los líderes humildes.
Lastimosamente, muchas organizaciones tienen la carga de un liderazgo basado en roles, autoritario, disciplinario y transaccional, empañado por una falta de confianza. La humildad es importante para liderar con eficacia, sin embargo, la capacidad de estar “orientado a otros” en su liderazgo y reconocer sus habilidades y sus limitaciones puede ayudarte a liderar mejor y a tu equipo a alcanzar niveles de desempeño mucho más altos.
La humildad es un atributo de los líderes más importantes. Porque detrás de la humildad está presente un alma generosa que pone por encima de su ego el bienestar colectivo de la organización. El líder humilde nunca detiene su crecimiento pues reconoce que haber llegado a un objetivo no significa llegar a su destino final. Un líder humilde se brinda al servicio de las personas con apertura y cercanía.
Ser humilde no es sentirse humillado
Admitir cuándo se está equivocado puede ayudarte a ser más exitoso, menos ansioso y sentirte más feliz dentro y fuera del trabajo. La humildad no tiene por qué implicar invisibilidad profesional o falta de fuerza o influencia. De hecho, puede conducir a lo contrario. Cuando se aprovecha bien, la humildad puede ser una bendición para mantener relaciones y guiar e inspirar equipos. Para practicar un liderazgo humilde, intenta expandir tu círculo más allá de las personas que dicen sí. Acepta los desafíos con curiosidad y concéntrate en el bien mayor de tu equipo.
El liderazgo humilde es un signo de autoconciencia y seguridad tanto en tus fortalezas como en tus debilidades que motiva a las personas a aprender de los demás y a estar dispuestas a cambiar. Ser un líder humilde se extiende más allá de su equipo interno a los clientes y partes interesadas de su empresa. La personalidad juega un papel muy importante en el éxito, y la humildad puede resultar más natural para algunos que para otros. Si bien es más probable que los líderes extrovertidos tengan trabajos con altos ingresos, es más probable que los que son introvertidos y estén en puestos ejecutivos superen las expectativas de las juntas directivas o de los inversores.
Donde quiera que te encuentres en el espectro, tanto lideres introvertidos como extrovertidos pueden desarrollar conciencia de cómo sus personalidades afectan a su liderazgo y a sus equipos, y pueden encontrar a la humildad como un principio fundamental de su estilo de liderazgo. A medida que los empleados priorizan cada vez más abiertamente el bienestar, el propósito y la colaboración en el lugar de trabajo, el liderazgo humilde puede ser lo que una fuerza laboral en evolución necesita para prosperar, sentirse inspirada y dar lo mejor de si.